Cuestas

Busquemos un espacio en blanco para poder hablar. Da igual cual, este mismo me vale.
Alguna gente pensará que no es tan fácil escribir cuando sabes que alguien te leerá. No importa. Eso no importa.
Escribes para ti, contigo, de ti, por ti, porque tú quieres, y entonces te escribes.
Sabes que ya no puedes llegar a ser franco con las personas y bendito sea el día en el que puedas serlo contigo misma. Así que, por ahora te escribes, que es la manera que más se acerca a la sinceridad (al menos por mi parte).

Haces cada día todo lo que está en tu mano por hacer feliz al mundo. Quizás no aportes mucho, pero yo suelo sonreirle a la gente para que por un segundo ellos también tengan una sonrisa, por tímida que sea. Fue un segundo. Pero ese segundo valió la pena.
Vuelves a casa cansada. Cansada de tanto andar porque ya tantas cuestas para volver a casa te dejan reventada. 


Llegas a casa, y vaya, te encuentras otra cuesta. 

Joder, pero qué cuesta? Si las baldosas están en su sitio, el suelo es llano, el terreno está en su lugar y los muebles no se escurren... ni siquiera tienes que irte a cama escalando.
Entonces, dónde está la cuesta? me explican? tienes una casa, tienes compañeros, tienes un colegio al que puedes ir, tienes gente que incluso te quiere de verdad, y familia, seguro que tienes ahí a alguien de tu familia. Tienes el lujo de poder comer. Y maldita sea que sigas subiendo la cuesta que ya dejaste atrás en la calle de abajo.
Ahora ya lo sé... esa cuesta no está fuera de tu casa (que también, y tela con ella) sino que está dentro, y cuando digo dentro es, AHÍ ADENTRO. En el pecho, por dentro, muy muy muy por dentro. de eso que te duele algo y no sabes decir el qué. Qué tienes una angustia burlona y desafiante que vive cómodamente en tu persona. Te das cuenta y te abates. Te abates como si no hubiera una salida más que tirarse de cabeza y matarse en el intento o volver a intentarlo.
Y mientes, y ocultas esta metafórica e importante cuesta de mierda (montaña de dolores, podemos ponerlo de nombre x) y lo ocultamos. Que nadie lo vea, que nadie se entere de que por dentro algo nos esta comiendo. De que vuelve a jodernos la existencia. Que siembra el miedo, que me acojona. Que me hace dudar acerca de mi futuro, me golpea el presente y me emborrona el pasado.
No sé qué hacer con las cuestas; nunca me han gustado. Dudo que empiecen a gustarme ahora.

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