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Mostrando entradas de diciembre, 2015

La persona.

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El humo salía lento entre sus labios, labios que se mantenían sellados como las cartas que algún día le hubiese gustado quemar de su mente. Quemaba, porque ella quemaba; ella era fuego y a la vez se veía como el mismísimo hielo. Y era oscura, era una noche llena de estrellas donde sus ojos alumbraban más que la luna y su piel palidecía sin reparo. También era día, porque abrasaba. Cuando abrazaba pegaba todo su corazón y su ser al ser de la otra persona y dejaba fluir su energía abiertamente, no tenía tapujos cuando de dar amor se trataba. Ella, que siempre fue la mujer de hierro ante los ojos del vecino mirón y que de puertas para adentro entrenaba sus pupilas para no dejarse llevar por el aguacero de las 20:30, la peor hora según su agenda. Quizás te veas reflejada en ella, o quizás veas reflejada en ella a la mujer que te rompió el corazón algún día; quizás fuiste tú quien se lo rompió. La mujer de tus sueños, la mujer que admiras, la que extrañas, la que evitas, la que ama

Espejismos

De nuevo una carta dirigida a unos ojos que nunca la leerán. No me apetece hacer una previa introducción a lo que voy a decirte. Ni siquiera me apetece saludarte sin más.  No me apetece dar mil vueltas cuando sólo puedo pensar en lo más importante. Pocas personas podrán entenderte y quererte como yo, y supongo que es algo de lo que no te olvidarás nunca (si es que alguna vez has sido consciente de ello). Me pregunto por qué dejamos ir a personas que en realidad queremos en nuestras vidas; por qué nos comportamos de un modo tan estúpido y frívolo con quien menos se lo merece y espero que lo sepas conectar con lo que a ti y a mí nos atañe. Yo estoy yendo no sé a donde y cada día me alejo más; no es que me guste caminar sin rumbo, pero mis pies se niegan a detenerse. Qué pena no verte caminar cerca; a veces pienso que eres como un espejismo... creo verte y de repente no estás, desapareces, como si nunca hubieses existido. ¿Sabes? te escribiría un mundo más, pero ya lo hice dema

Para ella.

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Hoy le escribo a ella; quien me dio la vida. Hoy le escribo también a la vida y a quien forma parte de ella. Y por supuesto, hoy me escribo a mí, como llevo haciendo tantos años y como haré por muchos más. Empecemos por ella. Madre. Mai, mamá, mae, miña nai: Muchas veces pensé en escribirte cartas por la mera ilusión de que así podrías entender todo lo que me gustaría hacerte ver. Desafortunadamente, no siempre lo he hecho y la verdad es que no creo que valiese de mucho, muy a mi pesar. Tampoco quiero ser tan explícita como para herir el corazón (sin quererlo) de quién me dio a mí el mio. Qué decir? Dejar en un blog tantas y tantas cosas que llevo en el estómago bailando, sabiendo que probablemente nunca llegues a leerlo? No acaba de convencerme, pero aún así, es importante decir que lo necesito (y aquí viene la parte en la que como dije, le escribo también a la vida y me escribo a mí). A veces, siento que soy un poco repetitiva con lo que escribo. La vida. La vida.

Retomamos.

Después de tantos parones, exijo un hueco entre las cenizas. Empiezo así porque quiero que hoy sea un día para retomar.  Retomar a secas, pero en busca de muchas palabras a las que abrazarse nuevamente.  Quiero que sea un día en el que en general, retome mi vida.   No hay algo que te gustaría retomar? Detente un par de segundos y piénsalo. Qué retomarías ahora mismo si no existiese miedo en tu cabeza? "Dejarse llevar suena demasiado bien;  jugar al azar, nunca saber donde puedes terminar, o empezar " Dejarte fluir siempre me pareció algo así como el lema de vida ideal; no comerse la cabeza cada noche por lo que pueda salir mal al día siguiente, luchar por lo que realmente te hace sentir libre y aprender a asumir las consecuencias sin machacarte continuamente por lo que se torció.  Empezar a dar por hecho que no fallaste, sino que aprendiste. Que "jugar al azar" también nos la juega, que por querer enredarnos entre rosas a veces nos hacemos daño con