Lista de risa tonta.

Hay cosas en el mundo que me gustan y quizás te gusten y nos gusten;

incluso puede que te hagan un poco más feliz y un poco menos cabizbaja/o.

Realmente, hay cosas que me encantan.

Me encanta cuando me levanto con ganas porque algo me hace sentir verdadera euforia.

Me encantan las sonrisas espontáneas y amables de los desconocidxs; pura buena energía. Las que no son perfectas pero son bellas porque no les hace falta nada más que lucir de repente.

Me encanta la música fuerte con la luz débil. 

Altavoces vibrando. 

Me encanta mancharme. Llenarme de pintura o de cosas feas que enjabonar luego para que se escapen por el desagüe.
Metáforas.

Me encanta salir de aquí e irme para allá sin moverme del sitio.

Me encanta el bum de ideas. 

Me encantan las conexiones. 

Las olas del mar que vienen despacio, y cuando sientes que la arena se mueve pero sigues quieto.

Me encanta viajar. Un tren, un coche, unos pies, ningún destino.

Escribir. Me da la vida. 

Cuando atardece en verano más que cuando amanece en invierno, pero el calor de la cama en la estación más fría.

Las estrellas. Los helados, las nubes. 

El arte. Helarme. Tus manos.

Abrazos y a veces ostias que hasta potencian más el placer en mi cerebro.

Las aplausos y la piel erizada. 

Las pausas, pero más las prisas. Soy apresurada y me mata la impaciencia. 

Me encantan las sorpresas. 

Me encantan las burbujas, las pompas, las locas, los locos, las pupilas dilatadas, el brillo de los ojos, la luna me fascina también. Teclear rápido, ir al cine, quedarme dormida, brotarme las ideas porque hablar también me encanta. 

Decir palabras malsonantes e inventármelas. Nombres que desconozco y utilizo porque sí. 

Cuando coincido con alguien sin darme cuenta y pronuncio algo a la vez que lo pronuncian sus labios. 

Ay, uf, dios, mae, orgasmo. Morder labios. Contar secretos.

Quererme mucho. Querer a secas. 

Carcajadas y lágrimas de felicidad de esta de la que viene y va y ni la notaste pero dejó su estela por un buen rato. 

Saber que no llevo la razón pero defender mis ideas hasta dejarme la voz.

Chocolate. Tabaco. 

El riesgo, pero no el miedo.

Y sin duda, saber que podría continuar esta lista hasta acabar en un shdkjdghjkdguiwegwhfdwfdjwjfdiwhfiwfhkjdfndsfknsj de mi cabeza contra el teclado y la baba cayendo. Infinidad de placeres. 

Respeto, humildad, besos, letras, permitirme las dudas porque yo también soy humana (y créeme que no hay tantos humanos como dicen los números), ampliar la lista a las tres de la mañana, la ducha justo antes de meterme en cama con las sábanas limpias y por un momento la mente muy sucia.

Y me encantaría ponerle un final precioso a una de las entradas más optimistas de este cerebro hastiado pero la verdad es que no voy a ponerle un punto a todo esto 

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Continúa