Te quiero, pero me quiero.





Hoy estaba pensando en su pelo. 
Estaba pensando en su forma de coger cada cigarro y estaba pensando en que ahora mismo me encantaría que compartiésemos uno.

Pensaba en la noche, una noche clara, 
una oscura noche clara, como él; como yo. Pensaba en lo mucho que le quiero y en lo mucho que me hizo querer la vida. 


Pero también pensaba en lo mucho que me quiero a mí; en lo mucho que me amo. Y es que, si no me enamoro de mí cada día, quién lo hará? 
Acaso alguien podría quererme como me merezco si antes yo no me he amado? La respuesta es no.





En medio de todos estos pensamientos, es cuando me imagino el humo de un pitillo desvaneciéndose con suavidad en el cielo, ese cielo que me gustaría tener ahora mismo encima y que cubría el suelo que más amé pisar.
Disculpen si soy un tanto retorcida para decir hasta lo más simple: 
"Te añoro".


Hoy amo la vida. Hoy amo mi vida. Amo los lugares que me han hecho creer que amarme no es difícil. Amo la presencia que inundaba esos lugares. Amo la vida, y según lo repito, un toque nostálgico adorna hasta la palabra más bella. 
Supongo que he de conformarme o quizás sentirme afortunada. No sabría lo que es la felicidad sin al menos esa pincelada azul oscura en este inmenso blanco. 
Y esque, amo la vida. Me amo. Le amo. Les amo. Las amo. Amo a tantas maravillosas personas que en esta noche un tanto azul oscura prefiero acurrucarme en la inmensidad del blanco o al menos, volver a soñarlo.

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