Noches.
Noches. Noches y noches. Hay noches que aburren, noches que cansan. Noches en las que haces el amor, o él te hace a ti. Noches que te lloran, y tú les lloras, buscas amparo en la noche, en una noche de tantas. Y en esta noche de agosto, llueve. Un amago de antítesis personificada. Tu cama en el mismo sitio y tu cabeza cada vez más lejos de la almohada. Son noches de pensar, de rallar, de rallarte, noches a secas, aunque llueva, (y ea, qué graciosa yo, aún cuando intento escribir algo decente.) Se te pasan las horas tecleando y leyendo. Con música y en silencio. De cualquier modo menos dormidx; noches de pensar. De pensarle, de pensarla, de pensarme. Pensarte. Podría seguir, y con gusto seguiría, pero se me va la noche. Buenas de las del título. Noches.