Cuando sientes que no perteneces a donde creías pertenecer; que quién te dio la vida no tiene ni idea de lo que realmente eres después del paso de los años. Que eres como eres, que no quieres cambiarlo ni puedes, que sigues siendo la misma persona acurrucada en la cama y tapada hasta la cabeza un uno de septiembre. Que esa depresión post-vacacional se te repite cada año y presientes futuras arrugas conspirando sobre dónde más te jodería que apareciesen. Pero sabes que las más profundas no se ven . Escuchas Placebo, The Cranberries, una canción que te suena de a saber qué, y matinas. Te matas, te minas. Pensamientos tóxicos y regresas a la realidad, abres los ojos y ahí sigues en la misma posición. Quisieras que esa sensación desapareciese por siempre. Preferirías vivir en el más tremendo caos y no tener tiempo ni para pensar. No quieres recordar ese trágico suceso, ese momento que tanto te marcó, esa noticia, esa impotencia, esa rabia, ese huracán que hizo volar hasta el teja...